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Campamentos “sentipensantes” en el IDIPRON: un encuentro con la confianza y el autoconocimiento
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Noticias Idipron
La construcción de confianza, los relatos de vida y la liberación de múltiples sensaciones reprimidas fueron el común denominador del cuarto campamento “sentipensante” realizado en la UPI Carmen de Apicalá.
15 chicos y chicas beneficiarios del IDIPRON pasaron de la risa, al miedo o al llanto, en actividades que buscan hacerlos reflexionar en sus caminos de vida hasta el momento y en sus expectativas futuras.
El escenario del campamento fue un espacio campestre donde, alejados de la monotonía, las calles que a diario recorren, las herramientas tecnológicas y algunas comodidades pudieron convivir en armonía aprendiendo a superar el pasado y construyendo a través de la reflexión la posibilidad de cambio y progreso.
El recorrido por carretera desde la fría capital nos llevó durante las primeras horas de la mañana a visibilizar las montañas, los campos y los animales que alegraban a cada invitado.
Ya en la unidad de Carmen de Apicalá, en la majestuosa casa campestre donde se les impartían las normas de convivencia a los recién llegados, se organizaron los alojamientos e iniciaron, uno a uno, los tiempos de reflexión acompañados de actividades que disfrutaron cada uno de los chicos.
La noche caía en la sede campestre del IDIPRON y en las diversas estaciones programadas dentro de la experiencia académica se empezaban a superar obstáculos.
Con diversos grados de dificultad los beneficiarios debían escuchar, planear y liderar en equipo los movimientos que debían ejecutar para superar los variados retos.
“Renacer” fue uno de los espacios de reflexión y relajación en medio de esencias, velas y suave música que deleitaba los oídos mientras los participantes se relajaban. Así empezaron a abrir sus mentes para relatar experiencias amargas, tristes y compartir las metas que cada joven planificaba para sus vidas en medio de la alegría y las lágrimas.
Los primeros rayos del sol iniciaron un nuevo día para agradecer y para disponer a los chicos y chicas para caminar los alrededores de la unidad, visibilizando la naturaleza, disfrutando de los sonidos de las aves y los olores del campo, en sensaciones que poco se disfrutan en las vidas rutinarias; no faltaron las carcajadas en medio de las actividades.
De nuevo en la unidad los espacios recreo-deportivos recargaron las energías de los beneficiarios quienes culminaron la última estación.
Era época de florecer en medio de la pintura siendo ellos los modelos y artistas de cada creación artística, una inspiración que ahora debían plasmar en sus estilos de vida acompañados del IDIPRON.
Durante el regreso a casa, la sensación térmica cambió en minutos, mientras observaban el atardecer cuyo esplendor deleitaba a cada chico, en la bella región del Sumapaz en Cundinamarca.
Por el momento 96 adolescentes y jóvenes han podido vivir esta maravillosa experiencia. El campamento más reciente les permitió a 15 jóvenes beneficiarios de la UPI Servitá, vivir de estos espacios.
Jóvenes de Arcadia, el Conservatorio Javier de Nicoló y de territorio disfrutaron de los 5 tiempos denominados como: vital, recarga, el renacer, el florecer y el meta-relato, todos diseñados desde el área de Espiritualidad dentro del modelo pedagógico del IDIPRON, permitiéndose diferenciar las etapas que cada joven enfrenta dependiendo a sus vivencias y estilos de vida.
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15 chicos y chicas beneficiarios del IDIPRON pasaron de la risa, al miedo o al llanto, en actividades que buscan hacerlos reflexionar en sus caminos de vida hasta el momento y en sus expectativas futuras.
El escenario del campamento fue un espacio campestre donde, alejados de la monotonía, las calles que a diario recorren, las herramientas tecnológicas y algunas comodidades pudieron convivir en armonía aprendiendo a superar el pasado y construyendo a través de la reflexión la posibilidad de cambio y progreso.
El recorrido por carretera desde la fría capital nos llevó durante las primeras horas de la mañana a visibilizar las montañas, los campos y los animales que alegraban a cada invitado.
Ya en la unidad de Carmen de Apicalá, en la majestuosa casa campestre donde se les impartían las normas de convivencia a los recién llegados, se organizaron los alojamientos e iniciaron, uno a uno, los tiempos de reflexión acompañados de actividades que disfrutaron cada uno de los chicos.
La noche caía en la sede campestre del IDIPRON y en las diversas estaciones programadas dentro de la experiencia académica se empezaban a superar obstáculos.
Con diversos grados de dificultad los beneficiarios debían escuchar, planear y liderar en equipo los movimientos que debían ejecutar para superar los variados retos.
“Renacer” fue uno de los espacios de reflexión y relajación en medio de esencias, velas y suave música que deleitaba los oídos mientras los participantes se relajaban. Así empezaron a abrir sus mentes para relatar experiencias amargas, tristes y compartir las metas que cada joven planificaba para sus vidas en medio de la alegría y las lágrimas.
Los primeros rayos del sol iniciaron un nuevo día para agradecer y para disponer a los chicos y chicas para caminar los alrededores de la unidad, visibilizando la naturaleza, disfrutando de los sonidos de las aves y los olores del campo, en sensaciones que poco se disfrutan en las vidas rutinarias; no faltaron las carcajadas en medio de las actividades.
De nuevo en la unidad los espacios recreo-deportivos recargaron las energías de los beneficiarios quienes culminaron la última estación.
Era época de florecer en medio de la pintura siendo ellos los modelos y artistas de cada creación artística, una inspiración que ahora debían plasmar en sus estilos de vida acompañados del IDIPRON.
Durante el regreso a casa, la sensación térmica cambió en minutos, mientras observaban el atardecer cuyo esplendor deleitaba a cada chico, en la bella región del Sumapaz en Cundinamarca.
Por el momento 96 adolescentes y jóvenes han podido vivir esta maravillosa experiencia. El campamento más reciente les permitió a 15 jóvenes beneficiarios de la UPI Servitá, vivir de estos espacios.
Jóvenes de Arcadia, el Conservatorio Javier de Nicoló y de territorio disfrutaron de los 5 tiempos denominados como: vital, recarga, el renacer, el florecer y el meta-relato, todos diseñados desde el área de Espiritualidad dentro del modelo pedagógico del IDIPRON, permitiéndose diferenciar las etapas que cada joven enfrenta dependiendo a sus vivencias y estilos de vida.
La construcción de confianza, los relatos de vida y la liberación de múltiples sensaciones reprimidas fueron el común denominador del cuarto campamento “sentipensante” realizado en la UPI Carmen de Apicalá.
15 chicos y chicas beneficiarios del IDIPRON pasaron de la risa, al miedo o al llanto, en actividades que buscan hacerlos reflexionar en sus caminos de vida hasta el momento y en sus expectativas futuras.
El escenario del campamento fue un espacio campestre donde, alejados de la monotonía, las calles que a diario recorren, las herramientas tecnológicas y algunas comodidades pudieron convivir en armonía aprendiendo a superar el pasado y construyendo a través de la reflexión la posibilidad de cambio y progreso.
El recorrido por carretera desde la fría capital nos llevó durante las primeras horas de la mañana a visibilizar las montañas, los campos y los animales que alegraban a cada invitado.
Ya en la unidad de Carmen de Apicalá, en la majestuosa casa campestre donde se les impartían las normas de convivencia a los recién llegados, se organizaron los alojamientos e iniciaron, uno a uno, los tiempos de reflexión acompañados de actividades que disfrutaron cada uno de los chicos.
La noche caía en la sede campestre del IDIPRON y en las diversas estaciones programadas dentro de la experiencia académica se empezaban a superar obstáculos.
Con diversos grados de dificultad los beneficiarios debían escuchar, planear y liderar en equipo los movimientos que debían ejecutar para superar los variados retos.
“Renacer” fue uno de los espacios de reflexión y relajación en medio de esencias, velas y suave música que deleitaba los oídos mientras los participantes se relajaban. Así empezaron a abrir sus mentes para relatar experiencias amargas, tristes y compartir las metas que cada joven planificaba para sus vidas en medio de la alegría y las lágrimas.
Los primeros rayos del sol iniciaron un nuevo día para agradecer y para disponer a los chicos y chicas para caminar los alrededores de la unidad, visibilizando la naturaleza, disfrutando de los sonidos de las aves y los olores del campo, en sensaciones que poco se disfrutan en las vidas rutinarias; no faltaron las carcajadas en medio de las actividades.
De nuevo en la unidad los espacios recreo-deportivos recargaron las energías de los beneficiarios quienes culminaron la última estación.
Era época de florecer en medio de la pintura siendo ellos los modelos y artistas de cada creación artística, una inspiración que ahora debían plasmar en sus estilos de vida acompañados del IDIPRON.
Durante el regreso a casa, la sensación térmica cambió en minutos, mientras observaban el atardecer cuyo esplendor deleitaba a cada chico, en la bella región del Sumapaz en Cundinamarca.
Por el momento 96 adolescentes y jóvenes han podido vivir esta maravillosa experiencia. El campamento más reciente les permitió a 15 jóvenes beneficiarios de la UPI Servitá, vivir de estos espacios.
Jóvenes de Arcadia, el Conservatorio Javier de Nicoló y de territorio disfrutaron de los 5 tiempos denominados como: vital, recarga, el renacer, el florecer y el meta-relato, todos diseñados desde el área de Espiritualidad dentro del modelo pedagógico del IDIPRON, permitiéndose diferenciar las etapas que cada joven enfrenta dependiendo a sus vivencias y estilos de vida.
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