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El IDIPRON rindió cuentas de su gestión en Bogotá
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Noticias Idipron
30 de abril de 2019
Más de 14.000 Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes (NNAJ) entre 6 a 28 años atiende actualmente el Instituto Distrital de Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en Bogotá, con la misión fundamental de protegerlos y darles las herramientas para que se puedan reintegrar a la sociedad como personas productivas y con un proyecto de vida definido.
Los resultados de su accionar en 2018 fueron presentados este viernes, 26 de abril, ante unas 300 personas congregadas en la Unidad de Protección Integral-UPI Servitá, del barrio San Cristóbal, al norte de Bogotá, donde el director general, Wilfredo Grajales Rosas, y su equipo de colaboradores, rindieron cuentas en un ejercicio de transparencia y democracia.
El IDIPRON es uno de los estandartes sociales del Alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, y del Concejo de Bogotá, razón por la cual, al evento asistieron delegados de la Veeduría Distrital, la Secretaría Distrital de Integración Social, concejales, ediles, presidentes de Juntas de Acción Comunal de las localidades del norte, y usuarios de los servicios del IDIPRON.
Cultura de transparencia
Wilfredo Grajales Rosas explicó que todos los años se hace este ejercicio, tal y como lo indica la ley, “pero creemos que más allá de la importancia de darle a la comunidad esta información en cifras y cómo está cumpliendo el IDIPRON su misión, queremos sembrar en la sociedad optimismo y esperanza, para que la sociedad que está tan acostumbrada a quejarse y lamentarse por ver el vaso medio vacío, le podamos mostrar las acciones que hacemos con recursos públicos para dar soluciones a los niños, adolescentes y jóvenes vulnerables; que estamos construyendo tejido social y que empezamos a ver la luz al final del túnel”.
Agregó en su intervención que “lo primero que se debe tener en cuenta al hacer una rendición de cuentas es el estado de felicidad que genere este trabajo tanto en los funcionarios, como en los beneficiarios de estas acciones. Por eso queremos ver a la gente feliz por esta labor”, afirmó Wilfredo Grajales.
El IDIPRON realiza Rendición de Cuentas en varias localidades de Bogotá como el Norte, Centro y Sur, y tratan de contar con la presencia de beneficiarios “para que conozcan cómo están siendo atendidos y cómo se articulan diversas instituciones para garantizar sus derechos. Por eso este es un ejercicio que construye ciudadanía”, afirmó el director.
Destacó que a través de la estrategia denominada Territorio se atiende a personas en situación de vulnerabilidad, que actualmente tiene alrededor de 8.000 personas vinculadas a sus familias. La segunda estrategia, Externados, atiende a NNAJ en riesgo de habitar la calle, pero aún duermen en sus casas, y su número oscila entre 4.000 a 5.000 personas.
Finalmente, está la atención a víctimas, que son NNAJ que viven en la calle y requieren de atención integral psicosocial, salud, vivienda, alimentación, entre otros, y por eso ellos viven en Internados. Actualmente llegan a 1.300 personas.
ALAs para volar
El subdirector del IDIPRON, Juan José Londoño, subrayó que el IDIPRON aplica un modelo pedagógico que denominan S3 (S al cubo), lo que implica que la persona que ingresa al programa se atiende desde varias áreas: Sicosocial (sique y familia); Sociolegal (ciudad/daño); Salud (cuerpo); Educación (futuro); Espiritualidad (trascendencia) y Emprender (trabajo).
De igual manera, se resaltan valores como Afecto, Libertad y Alegría (ALA) que entrega el personal del IDIPRON al beneficiario que ingresa al Programa. Y, a su vez, el Instituto le pide a la persona que aporte otros valores que le permitan proyectarse en su vida: Actitud, Legado y Autonomía (ALA). De esta manera, durante su aprendizaje en el IDIPRON, la persona ya dispone de dos ALAs para ‘volar’ y resignificar su vida.
Es un trabajo social laborioso, que requiere del conocimiento y entrega de un personal entrenado y con vocación de servicio los 365 días al año. Lo más satisfactorio para ellos es ver el cambio que después de ingresar al Programa se genera en los niños, adolescentes y jóvenes que valoran oportunidad para orientar sus vidas, en un marco de respeto por su procedencia, edad, raza, religión, orientación sexual, etnia, entre otros, porque se basa en los derechos humanos, consagrados universalmente.
Más de 14.000 Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes (NNAJ) entre 6 a 28 años atiende actualmente el Instituto Distrital de Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en Bogotá, con la misión fundamental de protegerlos y darles las herramientas para que se puedan reintegrar a la sociedad como personas productivas y con un proyecto de vida definido.
Los resultados de su accionar en 2018 fueron presentados este viernes, 26 de abril, ante unas 300 personas congregadas en la Unidad de Protección Integral-UPI Servitá, del barrio San Cristóbal, al norte de Bogotá, donde el director general, Wilfredo Grajales Rosas, y su equipo de colaboradores, rindieron cuentas en un ejercicio de transparencia y democracia.
El IDIPRON es uno de los estandartes sociales del Alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, y del Concejo de Bogotá, razón por la cual, al evento asistieron delegados de la Veeduría Distrital, la Secretaría Distrital de Integración Social, concejales, ediles, presidentes de Juntas de Acción Comunal de las localidades del norte, y usuarios de los servicios del IDIPRON.
Cultura de transparencia
Wilfredo Grajales Rosas explicó que todos los años se hace este ejercicio, tal y como lo indica la ley, “pero creemos que más allá de la importancia de darle a la comunidad esta información en cifras y cómo está cumpliendo el IDIPRON su misión, queremos sembrar en la sociedad optimismo y esperanza, para que la sociedad que está tan acostumbrada a quejarse y lamentarse por ver el vaso medio vacío, le podamos mostrar las acciones que hacemos con recursos públicos para dar soluciones a los niños, adolescentes y jóvenes vulnerables; que estamos construyendo tejido social y que empezamos a ver la luz al final del túnel”.
Agregó en su intervención que “lo primero que se debe tener en cuenta al hacer una rendición de cuentas es el estado de felicidad que genere este trabajo tanto en los funcionarios, como en los beneficiarios de estas acciones. Por eso queremos ver a la gente feliz por esta labor”, afirmó Wilfredo Grajales.
El IDIPRON realiza Rendición de Cuentas en varias localidades de Bogotá como el Norte, Centro y Sur, y tratan de contar con la presencia de beneficiarios “para que conozcan cómo están siendo atendidos y cómo se articulan diversas instituciones para garantizar sus derechos. Por eso este es un ejercicio que construye ciudadanía”, afirmó el director.
Destacó que a través de la estrategia denominada Territorio se atiende a personas en situación de vulnerabilidad, que actualmente tiene alrededor de 8.000 personas vinculadas a sus familias. La segunda estrategia, Externados, atiende a NNAJ en riesgo de habitar la calle, pero aún duermen en sus casas, y su número oscila entre 4.000 a 5.000 personas.
Finalmente, está la atención a víctimas, que son NNAJ que viven en la calle y requieren de atención integral psicosocial, salud, vivienda, alimentación, entre otros, y por eso ellos viven en Internados. Actualmente llegan a 1.300 personas.
ALAs para volar
El subdirector del IDIPRON, Juan José Londoño, subrayó que el IDIPRON aplica un modelo pedagógico que denominan S3 (S al cubo), lo que implica que la persona que ingresa al programa se atiende desde varias áreas: Sicosocial (sique y familia); Sociolegal (ciudad/daño); Salud (cuerpo); Educación (futuro); Espiritualidad (trascendencia) y Emprender (trabajo).
De igual manera, se resaltan valores como Afecto, Libertad y Alegría (ALA) que entrega el personal del IDIPRON al beneficiario que ingresa al Programa. Y, a su vez, el Instituto le pide a la persona que aporte otros valores que le permitan proyectarse en su vida: Actitud, Legado y Autonomía (ALA). De esta manera, durante su aprendizaje en el IDIPRON, la persona ya dispone de dos ALAs para ‘volar’ y resignificar su vida.
Es un trabajo social laborioso, que requiere del conocimiento y entrega de un personal entrenado y con vocación de servicio los 365 días al año. Lo más satisfactorio para ellos es ver el cambio que después de ingresar al Programa se genera en los niños, adolescentes y jóvenes que valoran oportunidad para orientar sus vidas, en un marco de respeto por su procedencia, edad, raza, religión, orientación sexual, etnia, entre otros, porque se basa en los derechos humanos, consagrados universalmente.
Más de 14.000 Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes (NNAJ) entre 6 a 28 años atiende actualmente el Instituto Distrital de Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en Bogotá, con la misión fundamental de protegerlos y darles las herramientas para que se puedan reintegrar a la sociedad como personas productivas y con un proyecto de vida definido.
Los resultados de su accionar en 2018 fueron presentados este viernes, 26 de abril, ante unas 300 personas congregadas en la Unidad de Protección Integral-UPI Servitá, del barrio San Cristóbal, al norte de Bogotá, donde el director general, Wilfredo Grajales Rosas, y su equipo de colaboradores, rindieron cuentas en un ejercicio de transparencia y democracia.
El IDIPRON es uno de los estandartes sociales del Alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, y del Concejo de Bogotá, razón por la cual, al evento asistieron delegados de la Veeduría Distrital, la Secretaría Distrital de Integración Social, concejales, ediles, presidentes de Juntas de Acción Comunal de las localidades del norte, y usuarios de los servicios del IDIPRON.
Cultura de transparencia
Wilfredo Grajales Rosas explicó que todos los años se hace este ejercicio, tal y como lo indica la ley, “pero creemos que más allá de la importancia de darle a la comunidad esta información en cifras y cómo está cumpliendo el IDIPRON su misión, queremos sembrar en la sociedad optimismo y esperanza, para que la sociedad que está tan acostumbrada a quejarse y lamentarse por ver el vaso medio vacío, le podamos mostrar las acciones que hacemos con recursos públicos para dar soluciones a los niños, adolescentes y jóvenes vulnerables; que estamos construyendo tejido social y que empezamos a ver la luz al final del túnel”.
Agregó en su intervención que “lo primero que se debe tener en cuenta al hacer una rendición de cuentas es el estado de felicidad que genere este trabajo tanto en los funcionarios, como en los beneficiarios de estas acciones. Por eso queremos ver a la gente feliz por esta labor”, afirmó Wilfredo Grajales.
El IDIPRON realiza Rendición de Cuentas en varias localidades de Bogotá como el Norte, Centro y Sur, y tratan de contar con la presencia de beneficiarios “para que conozcan cómo están siendo atendidos y cómo se articulan diversas instituciones para garantizar sus derechos. Por eso este es un ejercicio que construye ciudadanía”, afirmó el director.
Destacó que a través de la estrategia denominada Territorio se atiende a personas en situación de vulnerabilidad, que actualmente tiene alrededor de 8.000 personas vinculadas a sus familias. La segunda estrategia, Externados, atiende a NNAJ en riesgo de habitar la calle, pero aún duermen en sus casas, y su número oscila entre 4.000 a 5.000 personas.
Finalmente, está la atención a víctimas, que son NNAJ que viven en la calle y requieren de atención integral psicosocial, salud, vivienda, alimentación, entre otros, y por eso ellos viven en Internados. Actualmente llegan a 1.300 personas.
ALAs para volar
El subdirector del IDIPRON, Juan José Londoño, subrayó que el IDIPRON aplica un modelo pedagógico que denominan S3 (S al cubo), lo que implica que la persona que ingresa al programa se atiende desde varias áreas: Sicosocial (sique y familia); Sociolegal (ciudad/daño); Salud (cuerpo); Educación (futuro); Espiritualidad (trascendencia) y Emprender (trabajo).
De igual manera, se resaltan valores como Afecto, Libertad y Alegría (ALA) que entrega el personal del IDIPRON al beneficiario que ingresa al Programa. Y, a su vez, el Instituto le pide a la persona que aporte otros valores que le permitan proyectarse en su vida: Actitud, Legado y Autonomía (ALA). De esta manera, durante su aprendizaje en el IDIPRON, la persona ya dispone de dos ALAs para ‘volar’ y resignificar su vida.
Es un trabajo social laborioso, que requiere del conocimiento y entrega de un personal entrenado y con vocación de servicio los 365 días al año. Lo más satisfactorio para ellos es ver el cambio que después de ingresar al Programa se genera en los niños, adolescentes y jóvenes que valoran oportunidad para orientar sus vidas, en un marco de respeto por su procedencia, edad, raza, religión, orientación sexual, etnia, entre otros, porque se basa en los derechos humanos, consagrados universalmente.
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